Aprendiendo a navegar en aguas turbulentas y a disfrutar en aguas mansas
¡Semana nueva, imagen reflexión nueva! No te conozco pero no es difícil imaginar que en tu vida habrás tenido temporadillas complicadas donde te habrá costado respirar y en vez de vivir plenamente, te dedicas a sobrevivir como puedes entre la olas, ¿verdad?. Si algo tenemos en común todos los seres humanos, es que todos absolutamente todos sufrimos, aunque es cierto que algunas personas tiene una dosis mayor de sufrimiento que otra. Está claro que a nadie le gusta sufrir, son momentos turbulentos donde cuesta navegar y mantenerse a flote. Pero forma parte de la vida, sin más. Nada tiene que ver con lo «injusta o mal que te trata la vida». Así es que aunque cueste reconocerlo, lo más recomendable es aceptar que esto como condición inherente a nuestra vida.
Como bien te he comentado muchas veces, la aceptación nada tiene que ver con la resignación, ¡al contrario!. Cuando aceptas navegar por aguas turbulentas dejas de resistirte y quejarte por ello, y pones toda tu atención y recursos personales para salir a flote. Coges el timón y vuelves a poner rumbo hasta que pase la tempestad procurando vivir en la medida de la posible durante la travesía. Si además después de la tempestad eres capaz de aprender algo nuevo e incorporar alguna herramienta a tu mochila …¡sería genial!. Sacar lecciones o provecho de esas malas temporadas te facilitará encontrarle algún sentido y no solo como una camino tortuoso dónde la «vida te castiga». Esto también es vivir, vivir con plenitud y sabiduría.
Pero afortunadamente la tempestad no dura eternamente, como dice nuestro refranero español, después de la tempestad vuelve la calma…termina saliendo el sol. Es el momento de izar velas y de aprender a disfrutar de las aguas mansas. Parece «más fácil» que navegar entre aguas turbulentas pero en ocasiones la resaca que te deja la tempestad te impide conectarte con tu momento presente y saborear y valorar los aspectos amables y agradables que tiene navegar«en calma chicha». En ocasiones no te das ni cuenta que ha pasado la tempestad, ya que sigues con tu propia tempestad interna, corriendo por el mundo en piloto automático, dejando tu vida pasar.
Así es que a modo de conclusión, VIVIR implica aprender a navegar durante toda la travesía que representa tu vida, tanto en aguas turbulentas haciendo frente a las dificultades y al sufrimiento que eso representa y al mismo tiempo aprendiendo a valorar y a conectar con tu vida presente pasito a pasito. En esto reside disfrutar de cierto equilibrio y bienestar emocional.
¿Te atreves a intentarlo?
¡Feliz día!
Nayra
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