Cuando ves una foto mía en formato polaroid ya sabes que es el último viernes de final de mes y que llega el momento «12 meses 12 momentos» y la mini reflexión que habitualmente le acompaño. ¡Espero que te guste!.
Si has tenido la gentileza de pasar por mi web habrás podido comprobar que en el pie de página de la misma, así como en la cabecera de la imagen de mis redes sociales y newsletter preside la frase …
Sonríe, siempre termina saliendo el sol.
En esta ocasión comparto contigo un trocito de mi vida para poder acercarte el sentido y valor que tiene para mí y que no salió de la nada un día que me sentí iluminada. Es muy probable la hayas escuchado en alguna ocasión … no es muy original pero durante una etapa de mi vida me acompañó y me ayudó.
Como cualquier ser humano, además de psicóloga, soy primero persona y mi vida tiene los mismos problemas que los demás. Bueno diría que tengo mi dosis de sufrimiento pero tengo que agradecer a la vida que existen otras muchas personas en este planeta que por desgracia sufren infinitamente más que yo. Pero a pesar de mi fortuna a mí también me viene a visitar «el tuerto».
Durante una época de mi vida se juntaron varios acontecimientos difíciles que quizás por separado hubiesen sido más llevaderos pero que todos juntos en un espacio de tiempo complicaron y mucho existencia. En primer lugar me rompieron el corazón, sufría de «mal de amores», en segundo lugar tuve el «privilegio» de experimentar en mi vida ser despedida cuando en mi otra vida era economista, y por si todo esto no fuera suficiente tuve un accidente de tráfico. Lo suficientemente fastidioso para tenerme durante demasiado tiempo fuera de juego.
Durante un tiempo de mi vida todo se volvió difícil y triste. Tres áreas importantes de la vida, salud física, trabajo/dinero y amor se habían evaporado. Mi vida se tambaleó.. Es innegable que sufría pero a pesar de toda aquella dosis de realidad donde estaba calada hasta los huesos y estaba cansada de tanto esfuerzo aparecieron rayos de sol cargados de esperanza.
Algunos rayos de sol vinieron de fuera en formato de demostraciones de amor y cariño de familia y amigos que me ayudaron a lamerme mis heridas amorosas, a acompañarme en mis horas de rehabilitación y a confiar en mi y en mis nuevos proyectos ( …como el de la psicología).
Y otros rayos de sol los construía en unas ocasiones y en otras casi los pintaba (me los inventaba) yo solita. En medio de toda aquella tempestad dibujé un horizonte lleno de esperanza y donde brillaba un bonito arco iris al decidir querer ser psicóloga. Pincha AQUÍ si quieres leer saber como algunos sueños se hacen realidad. Pero eso era a largo plazo … y en el corto plazo, me esmeraba por focalizar en cada pequeño avance que me indicaba que dejaba al «tuerto» atrás. Cada progreso en la rehabilitación, cada vez que dejaba de acordarme de mi corazón roto eran rayitos de esperanza que me hacían pensar que si, que si yo le ponía de mi parte (no por obra y arte del espíritu santo) terminaría saliendo el sol en mi vida.
No, no todo lo que me ocurría era malo … en medio de la tempestad encontré muchos momentos de calma, de alegría, de descubrimientos, de nuevos caminos, de amor, sorpresas.
Aprendí por primera en mi vida, o al menos de forma muy consciente, que se puede ser feliz o vivir en calma y paz a pesar del sufrimiento que tenía. ¿Se puede pedir más a la vida?
Así es que te invito a que busques, pintes y en ocasiones «pintes» esos rayitos de sol que iluminan tu día a día a pesar de lo difícil y doloroso que pueden tu día a día. No con ello lograrás resolver tus dificultades pero como mínimo no lo empeorarás ..¡que no es poco?
El dolor es inevitable en la vida pero el sufrimiento es opcional.
En otra ocasión reflexionamos juntos sobre este tema.
¡Feliz semana!
Nayra