2 obstáculos para aceptar a tus hijos incondicionalmente
Que tú quieres a tu hij@ no lo pongo en duda, eso es incuestionable. Pero eso no quiere decir que en ocasiones tengas alguna dificultad para aceptarlo incondicionalmente y es posible que ni siquiera seas consciente de ello.
Así es que en el artículo de esta semana, y siguiendo el itinerario dentro del proyecto Tus Emociones de la A a la Z, con la «Aceptación«, te pongo encima de la mesa dos obstáculos que no facilitan que aceptes incondicionalmente a tu hijo: las expectativas demasiado altas e inflexibles deposidas en tu hij@ y la infalibilidad de tu hij@, es decir, creer que tu hij@ no puede equivocarse o fallar jamás.
Si no has tenido la oportunidad de leer los dos artículos anteriores sobre la aceptación te dejo aquí los enlaces por si quieres echarles un vistazo, ¿Qué es la aceptación? y 4 obstáculos para aceptarte incondicionalmente . ¡Espero que te aporten algo nuevo que te ayude!
Vamos allá con el artículo de esta semana, ¿te atreves?
Tu hijo es único y especial: acéptalo incondicionalmente
Es una gran verdad que tu hijo es “tuyo”, y pongo “tuyo” entre comillas porque es muy relativo. SI, si entiendes por “tuyo” que tú y tu pareja le habéis dado la vida o tiene vuestros mismo apellidos o biológicamente lleva vuestros genes. Pero NO si piensas que es “tuyo” y en consecuencia tiene que pensar, sentir y hacer todo lo que tú digas, además de cumplir toda esa larga lista de expectativas que en ocasiones tienes y que giran alrededor de tu hij@.
Tu hij@ es un ser humano independiente a ti porque tiene sus propios:
Tu hij@ es únic@ y especial por CÓMO es y NO por cómo quieres TÚ que sea. Clic para tuitear
Es muy comprensible que como padre o madre hayas imaginado o deseado que tu hijo o hija fuera más alto, rubio, buen estudiante, más comunicativ@, muy trabajador@… bla, bla,bla, quizás algunas habilidades parecidas a las tuyas, ¿verdad? O incluso mejor que tú… más estudios, más oportunidades, más deporte, más de todo. ¿Te suena?
Por definición, NO es malo que desees lo mejor para tu hijo siempre y cuando esos deseos que tú tengas, tengan algo que ver con lo que él o ella desea o quiera para su vida.
Por supuesto que con esto NO quiero decir que como madre o padre NO ejerzas tu responsabilidad de enseñar, educar y orientar en todos los ámbitos de la vida, claro que sí ¡!!. Pero en paralelo tienes que aprender a escucharle para conocerle y así averiguar:
Si tú como adulto te aceptas incondicionalmente es más fácil o al menos más probable que aceptes incondicionalmente a tu hijo. ¿Te aceptas incondicionalmente?
En definitiva, tú como persona adulta responsable de enseñarle el camino a quererse así mism@, tienes que conocerle, valorarle y aceptarle incondicionalmente para que perciba que tú le respetas como persona tal y como es. ¿Cómo quieres que se acepte incondicionalmente sus virtudes y limitaciones, si su entorno no lo hace? Recuerda que tú eres su modelo, y durante muchos años eres su punto de referencia.
IMAGEN ACEPTA INCONDICIONALMENTE A TU HIJO Y ACOMPAÑALO EN SU CAMINO NO EN EL TUYO.
2 Obstáculos para aceptar incondicionalmente a tu hijo
Como bien te he dicho antes, es lógico que antes de que tu hij@ llegue al mundo sueñes con lo que podría ser, y generes unas expectativas alrededor de él o ella más o menos saludables, que giren entorno a…”quiero que tenga buena salud”, “quiero que pueda descubrir lo que le gusta y vivir de ello”, “quiero que logre encontrar un entorno de amigos que le aporten en positivo”, “quiero que disfrute de sus aficiones”, “quiero que viva dignamente” …en definitiva deseas que sea feliz. ¡Claro que si!.
Si te das cuenta he mencionado áreas de la vida en general. Tú vas a procurar poner ciertos pilares para que tu hijo o hija puedan avanzar y alcanzar el equilibrio en distintas áreas de su vida, orientando, asesorando, acompañando y en muchas ocasiones solo escuchando y apoyando. De esta forma valoras y aceptas incondicionalmente a tu hij@.
Orienta, asesora, acompaña, escucha, apoya a tu hij@, ACÉPTALO INCONDICIONALMENTE. Clic para tuitearPero esas expectativas dejan de ser saludables cuando en vez de orientar, asesorar, apoyar, escuchar se convierte en imponer, exigir o manipular:
Vamos a por los dos obstáculos que dificultan que aceptes incondicionalmente a tu hij@:
- Generas expectativas demasiado altas hacia tu hij@: que tú eduques, orientes o desees que tú hijo estudie o no, o practique determinado deporte, NO significa que él o ella quieran hacer eso con la misma motivación o compromiso que tú esperas. Obviamente cuando son muy pequeñitos tú decides absolutamente todo por ellos pero no tienes que esperar a que se hagan mayores de edad o se casen ;))) para ceder el espacio y entender que ellos también tienen opinión sobre su vida y tienes que “ir soltando cuerda”.
Es muy razonable y respetable que DESEES que tu hijo saque buenas notas o cualquier otra cosa, claro que sí. En consecuencia pondrás todos los medios para facilitar el camino. Pero si consideras que es su “DEBER” como algo inflexible e innegociable, y tu hijo no cumple tus expectativas, te frustrarás como padre o madre… y en algún momento puedas sentir que tu hijo te decepciona. Y el problema NO lo tiene tu hijo, el problema está en tus expectativas rígidas e inflexibles.
Reflexiona y repasa si existe algún área donde las expectativas que depositas en tu hij@ son demasiado altas y medita si puedes hacer algo para flexibilizar tu postura:
- ¿Qué “debe” hacer tu hijo si o si?.
- ¿Alguna vez has pensado “mi hijo debe …”, “es obligación de mi hijo …”?.
- ¿Qué tono empleas cuando no alcanza tus expectativas?.
- ¿Aplicas algún castigo? ¿Reprimenda, silencio, indiferencia, le culpabilizas?.
- ¿Sabes cómo se siente tu hij@?.
- ¿Le has preguntado alguna vez a tu jij@ lo que quiere o por qué lo hace?.
- Creer que tu hij@ es infalible: quizás desees, sueñes o creas que tienes el hij@ más inteligente del mundo y en consecuencia creas que solo puedas admitir notas superiores al notable o incluso al sobresaliente. Todo lo que está por debajo es que “es un@ vag@”, “el/ella puede hacer mucho más, yo lo sé”, “no se puede conformar”, “es su futuro y es un@ irresponsable”, “siempre hay que esforzarse”, “lo hace para fastidiarme”, “me está echando un pulso” etc.
Podría ocurrir que tu hijo tenga la capacidad cognitiva para lograr eso que tú deseas pero ¿y si no la tiene o más sencillo no lo desea? Creer que tu hijo es infalible, es decir, creer que no puede fallar jamás, y exigirle un nivel de competencia extrema puede hacerte caer en la trampa de valorar a tu hij@ solo por los resultados, solo por los logros que tú defines como adecuados, “perfectos”. Todo lo que no es perfecto ¿es imperfecto? ¿Cómo crees que se va a sentir?.
Aquí te dejo algunas sugerencias de lo que podría pensar y sentir tu hij@:
- “No les gusto a mis padres cuando no saco las notas que ellos esperan. Siempre les decepciono”.
- “No entienden que hago lo máximo que puedo pero que esa asignatura no me gusta. No me escuchan”.
- “Quieren al hij@ perfecto y no sé cómo hacerlo. No me conocen”.
- “Da igual lo que haga, siempre quieren más. Me presionan”.
- “Solo le importan las notas, No yo. No me valoran”.
No olvides que parte de la construcción de la autoestima de tu hij@ depende de cómo le valores tú. Si le enseñas a valorarse solo por los resultados y no por lo que es, ¿cómo crees que se valorará él? ¿Le reconoces verbalmente los esfuerzos que hace aunque no alcance tus expectativas?
Valorarse solo por los resultados tiene consecuencias negativas para tu hijo. ¿Cómo crees que se va a valorar cuando no consiga los resultados? ¿Crees que valorará el esfuerzo que haya hecho en el camino? ¿Cuántas veces en la vida descubrirá que no logra el resultado? Muchas ¿verdad? ¿Cómo crees que se sentirá su autoestima en todas esas ocasiones?
Todos los seres humanos somos únicos y especiales. A todos las personas, incluidos a tus hij@s, nos gusta que nos reconozcan y valoren por lo que somos. Nadie es posesión de nadie. Tu labor de padre y madre es educar, orientar, apoyar, escuchar y acompañar en su camino y en paralelo, a medida que lo conozcas y valores, aprenderás a aceptarl@ incondicionalmente y estarás contribuyendo a que tu hij@ disfrute de una autoestima sana y equilibrada.