¿Es una buena idea ponerse a dieta en verano?

Cuando aparecen los primeros rayos de sol y aumentan las temperaturas empiezas a plantearte si es necesario poner tu cuerpo a punto para la estación del año más deseada, el verano, que relacionas con vacaciones, bikini, playas, relax y terrazas…¿me pongo o no me pongo a dieta?

Durante los últimos años puedes observar una tendencia creciente a incrementar la demanda de dietas de pérdida de peso en los meses primaverales y antes de las vacaciones. Los motivos son diversos. Te vistes de forma diferente, tienes que ponerte el bañador, tienes que acudir a lugares públicos como la piscina o la playa o, simplemente, se trata de una costumbre adquirida en nuestra sociedad.

La industria, conocedora de todos estos motivos, aprovecha para lanzar campañas publicitarias de una serie de productos como quema grasas, adelgazantes, drenantes, entre otros, con el mensaje claro de que su utilización producirá una reducción de peso inmediata. Aparecen los anuncios de dietas milagro para perder diez kilos en dos semanas y un sinfín de portadas de revistas con cuerpos “perfectos” preparados para triunfar en la puesta en escena en lugares paradisiacos.

Por su parte, la industria alimentaria aprovecha para hacer marketing de todos los productos bajos en calorías, infusiones para evitar retenciones de líquido, batidos que sustituyen comidas principales y todos ellos anunciados por modelos de reconocido prestigioso, lo cual incita a que alguna vez pienses en “si realmente a ellas les funciona seguramente algo de cambio notaremos si seguimos su ejemplo”.

 

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¿Cuál es el objetivo de la dieta: salud o belleza?

Una de las primeras cuestiones que puedes  plantearte es si el objetivo de tu pérdida de peso es para mejorar tu estado de salud o para acercarte a los cánones de belleza que marca la sociedad actual.

La pérdida de peso o la modificación de hábitos alimenticios puede ser ideal cuando tu objetivo sea adquirir hábitos saludables y corregir aquellas costumbres o creencias que venías realizando de forma incorrecta.El problema se produce cuando simplemente sigues una serie de pautas, muchas veces bastante contraproducentes, para modificar tu cuerpo y  apariencia durante un par de meses, de forma temporal, para luego volver a la rutina y a los hábitos  incorrectos durante el resto del año.

 

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Si con cada «operación bikini« una parte de la población consiguiera un peso más saludable, estaríamos, pese a todo, ante una buena noticia. El problema es que esto no es así, al contrario, las tasas de obesidad y sobrepeso, lejos de disminuir cada verano, van en aumento.

¿Existe una solución definitiva para que pierdas peso?

La principal clave del éxito es la reeducación alimentaria. Enseñar a la persona a gestionar su alimentación en cualquier momento y circunstancia y, sobre todo, conseguir adherencia al tratamiento y mantener la motivación en todo momento.

Cuando se trata un problema de sobrepeso u obesidad, lo importante no es el peso que la persona haya perdido en un corto espacio de tiempo, eso no da ninguna indicación del éxito del tratamiento. Generalmente es fácil hacer que alguien pierda bastante peso en un tiempo reducido, salvo casos muy excepcionales. Lo importante es que el peso que haya perdido se mantenga a lo largo del tiempo, al igual que los hábitos y la capacidad de gestión sobre su alimentación que haya adquirido.

La dieta ha funcionado cuando la persona mantiene la reducción de peso a largo plazo. Clic para tuitear

 

Aquí es donde se puede  valorar una serie de aspectos positivos como es el aprendizaje a la hora de realizar la compra, la elección de los alimentos adecuados, las opciones de cocinado, el control de las cantidades y el no influenciarse por anuncios o modas publicitarias.

En este momento el consumidor como tú, está informado y es crítico, tienes conocimientos y con capacidad de elección, con repercusión positiva sobre tu salud y con capacidad de transmitir a los de tu alrededor todos los hábitos saludables adquiridos e interiorizados. Esto es de vital importancia, sobre todo si se convive con niños.

Pero llama la atención el hecho de que en la mayoría de dietas milagro se ignore la única cosa que sabemos que es imprescindible: “el mantenimiento del cambio de conducta a largo plazo”. Esto nos indica que la elección de ese tratamiento dietético no ha sido muy acertada.

Las dietas milagro te venden la rapidez, la ausencia de esfuerzo y dicen «solucionar» tus problemas de peso en un abrir y cerrar de ojos…¿ pero te los solucionan de verdad?

¿Cuáles son las necesidades específicas que tiene tu organismo en verano?

Tu organismo en verano no necesita trabajar tanto, por lo que consume muchas menos calorías. Por ello, la alimentación debe cambiar y adaptarse.

Tu rutina y pautas de alimentación también se ven afectadas por una serie de cambios de tu comportamiento. Hay una mayor tendencia a llevar un horario de comidas más desordenado, a saltarse alguna comida principal y a comer, en muchas ocasiones, en exceso como consecuencia de las relaciones sociales en torno a la mesa. A estas circunstancias habría que añadirles un mayor descanso y una vida más sedentaria.

Sueles cambiar los horarios de descanso. Te vas a dormir más tarde con lo que retrasas la hora de levantarte, así es que es más probable que desayunes. Consumes más dulces y alcohol, e ingieres mayores cantidades de comida, y ni que contarte del picoteo .. En definitiva, realizas, como una gran mayoría, una alimentación poco ordenada y caprichosa.

Pero el verano no tiene que suponer perder las buenas costumbres y los hábitos saludables que hayas adquirido durante el invierno, ¿no crees?

 

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¿Cuáles son las características de la dieta en verano?

La dieta en verano, como en cualquier otra estación, tiene sus características específicas. Te las presento a continuación:

  • En primero lugar deberías instaurar una rutina que te permita realizar una dieta sana, equilibrada y ordenada  manteniendo el esquema de tres comidas principales (desayuno, comida, cena) y dos complementarias (almuerzo y merienda). Con eso evitas, en gran medida, el picoteo entre horas y contribuyes a mantener nuestro peso y evitar su aumento.  No puedes considerar que sea algo normal incrementar nuestro peso durante los meses de verano.
  • En segundo lugar, la dieta en verano debe ser variada y equilibrada. Debe estar compuesta por todos los grupos de la pirámide de alimentación. Necesitas todos los nutrientes, tanto hidratos de carbono, como proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
  • En tercer lugar, es preferible que optes por verduras y hortalizas, en forma de ensaladas y sopas frías como gazpachos, que se toman frescas y crudas y que ayudan a descender la temperatura del organismo. Te interesan algo menos las comidas grasientas y las frituras que aportan calorías innecesarias y aumentan la pesadez de la digestión.
  • En cuarto lugar, es recomendable que tengas precaución con el consumo de helados industriales con alto contenido en grasas y sustituirlos por un mayor consumo de frutas. Por supuesto que algún que otro capricho si pero tomarlo de forma puntual porque terminan siendo un complemento adicional de alto valor calórico para tus comidas.
  • En quinto lugar, la forma de preparación y cocinado de los alimentos debe ser sencilla con carnes magras bajas en grasa y pescados a la plancha, al horno, en papillote o a la brasa. Los alimentos cocinados de esta forma apenas necesitan aceite y mantienen todas sus propiedades nutritivas. Los escabeches también son platos fríos muy refrescantes y que se conservan muy bien a pesar del calor.
  • En sexto lugar, el mejor refresco es el agua, se deben consumir dos litros al día y evitar el exceso de refrescos, cervezas y otros alcoholes, como las sangrías. El agua se debe consumir durante todo el día a pequeños sorbos y no solo en las comidas. Una hidratación óptima es la base de una buena dieta veraniega.

¿A que no te parece tan difícil ponerlo en práctica?

10 claves para una dieta sana y equilibrada en verano. 

Aquí te tienes una guía básica para este verano te ayude a disfrutar de una dieta sana y equilibrada:

  1. Hidratación adecuada. Beber preferentemente agua. El exceso de calor y sudoración hacen más fácil sufrir deshidratación, lo que es particularmente peligroso en el caso de los niños y los ancianos. Se debe beber antes de tener sed.
  2. Verduras yhortalizas. En verano apetecen más los alimentos frescos y crudos. En dieta-verano-claves-psicóloga-nayra-santananuestra gastronomía hay gran variedad de platos como los gazpachos, el salmorejo, el pisto o las ensaladas, que combinan varias hortalizas y verduras y que den consumirse como mínimo dos veces al día. Estos alimentos nos aportan agua, fibra, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y antioxidantes.
  3. Fruta: Tres piezas de fruta de forma diaria. Nos ayuda a hidratarnos y nos vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, como la vitamina C, los polifenoles y los carotenos. Se aconseja su consumo de forma completa y, de forma ocasional, en forma de zumo natural manteniendo la pulpa..
  4. Platos atractivos y llenos de color: Alimentos vegetales de color rojo, verde, amarillo o naranja, ricos en betacarotenos y otros antioxidantes. Zanahorias, calabaza, pimiento rojo y verde, brócoli, espinacas, pepino, tomate.
  5. Pan y cereales integrales: Bocadillos o sándwiches preparados en casa son una opción muy saludable para las comidas fuera: en el campo, la playa, la piscina. Utilizar pan integral aporta fibra y más vitaminas y minerales que el pan blanco, pero las mismas calorías.
  6. Legumbres: Alimento altamente recomendable, por su alto valor nutritivo y su contenido en fibra. Se pueden consumir en forma de ensalada o en elaboraciones sencillas. Se recomienda un consumo mínimo de dos veces por semana.
  7. Pescado: Alimento fundamental, rico en proteínas, fósforo y yodo. Se debe consumir como mínimo dos veces por semana y combinar pescado blanco y pescado azul, con alto contenido en ácidos grasos omega 3.
  8. Helados: Muy apetecibles. Puede ser una buena fuente de calcio cuando son cremosos y elaborados de forma artesanal. No deben sustituir a la fruta de postre y se deben consumir de forma moderada.
  9. Aceite de oliva: Imprescindible en nuestra dieta. Consumir de forma moderada.
  10. Cadena de frío: Importante durante todo el año pero en verano fundamental. A la hora de realizar las compras, utilizar bolsas isotérmicas y acortar al máximo el tiempo entre la compra y la llegada a casa. Extremar la higiene al manipular los alimentos y máxima precaución con productos como el huevo, cuya mala conservación puede desembocar en complicaciones como la salmonelosis.

Espero que estas recomendaciones te ayuden a ti y a los tuyos a disfrutar de una dieta sana y equilibrada en verano. Pero ojo, no olvides que los hábitos alimentación saludables son necesarios los 12 meses del año. Así es que te invito que mantengas una alimentación sana y equilibrada durante todo el año. Si cuidas tu alimentación, cuidas tu cuerpo. Si cuidas tu cuerpo estás cuidando tu mente. El cuidado es integral.

El Rincón del Colaborador del Mundo de Nayra

Tengo el grandísimo placer de contar en esta ocasión con la colaboración de Almudena Vecina, responsable de este estupendo artículo. Te dejo que ella se presente.

Me llamo Almudena, y soy diplomada en Enfermería y Nutrición Humana y Dietética. Trasnutricionista-almudena-vecina-psicologa-benimaclet años de experiencia profesional en el ámbito hospitalario, decidí desarrollar mi proyecto profesional en una consulta privada, ubicada en la ciudad de Valencia. Como profesional de la nutrición, destaco la importancia de establecer unas adecuadas bases alimentarias para el completo desarrollo de la persona a nivel biológico, psicológico y social.

Si quieres realizarme alguna consulta puedes localizarme bien en el coorreo electrónico: almudenavecina@hotmail.com, bien en mi móvil 667.37.81.48 o bien en la consulta en la calle/ Papa Alejandro VI, 10 bajo en la ciudad de Valencia.

5 factores que influyen en nuestra alimentación

Entre la alimentación y las emociones se produce una relación compleja. Se establece una asociación bidireccional en la que en algunos momentos es Alimentacion-Saludable-Emocionesdifícil establecer cuál es la causa y cuál es la consecuencia. Con frecuencia nos preguntamos por qué nos apetecen determinados alimentos en determinados momentos y en función de cómo nos encontramos.  Se considera al intestino como nuestro segundo cerebro, dado que los alimentos que consumimos pueden tener su causa en las emociones y de forma similar nuestra alimentación puede condicionar nuestro estado de ánimo y nuestro estado emocional.

La conducta y los hábitos alimentarios, ¿cómo nos relacionamos con los alimentos?

La conducta es la forma de comportarse una persona y, por tanto, la conducta alimentaria es la forma que tenemos de comportarnos o relacionarnos con la comida. La alimentación tiene una significación individual en la que influyen los recuerdos, experiencias, sentimientos, necesidades y emociones. No sólo nos alimentamos para satisfacer la sensación de hambre, sino que detrás del acto de alimentarnos hay una serie de asociaciones fisiológicas, psicológicas y socioculturales.

Por ejemplo, asociamos determinadas elaboraciones a determinadas épocas del año como ocurre en las fechas navideñas o determinadas comidas a personas queridas como las recetas de nuestras abuelas.

Nuestra conducta alimentaria está constituida por una serie de hábitos alimentarios que son comportamientos adquiridos que repetidos en el tiempo terminan constituyendo nuestra forma de alimentarnos. Para ello es necesario que estos hábitos nos reporten sensaciones agradables, sean aceptados por nuestras normas socioculturales y se encuentren de acuerdo con nuestro estilo de vida.

Generalmente adquirimos nuestros hábitos alimentarios en la infancia, en nuestro hogar, muy influenciados por los gustos y costumbres de nuestros padres. Es muy frecuente encontrar alimentos o elaboraciones que nunca se nos han ofrecido si a alguno de nuestros progenitores no les resultaba agradable o apetitoso. Posteriormente estos hábitos se van desarrollando en la sociedad en la que vivimos al relacionarnos con otras personas con hábitos y costumbres diferentes a las nuestras, de los cuáles incorporamos variaciones y cambios.

¿Influyen nuestras emociones en la forma de alimentarnos?

Nuestro estado de ánimo puede ser decisivo en la elección de los alimentos que consumimos de forma diaria. A su vez, también pueden influir las características nutricionales de ciertos alimentos en nuestros sentimientos y emociones.

5 Factores que influyen en nuestra alimentación

  1. La emoción de la tristeza, o aburrimiento: diferentes estudios afirman que tanto el estrés como la tristeza, la ansiedad o el aburrimiento influyen de forma diferente en la manera de relacionarnos con la comida. En ocasiones incrementando la ingesta como en el caso del aburrimiento y en otras disminuyéndola como en situaciones de tristeza. En algunas situaciones somos conscientes de estas asociaciones y en otras lo hacemos de forma inconsciente. Resulta difícil establecer de forma clara cómo es la relación entre la emoción y la ingesta, cuál es la causa y cuál es la consecuencia.

También encontramos diferencias en las actitudes que mostramos de forma diaria en nuestra vida cotidiana ante el acto de comer, por ejemplo nuestros alimentacion-saludable-emocionessentimientos son diferentes antes y después de comer, los cuáles se ven influenciados por el nivel de apetito que presentemos. Normalmente si aparece el hambre y tardamos en darle respuesta nos encontramos inquietos y nerviosos y, tras saciar el hambre, solemos encontrarnos tranquilos y relajados.

2. El placer o sentimiento de culpa: en muchas ocasiones se dice que comemos por placer. En este caso a la alimentación no se le atribuye únicamente la función nutritiva sino que también se le atribuye la sensación placentera y desestresante. Se relaciona este placer con los alimentos que tomamos, las personas que nos rodean, el momento del día, los recuerdos que nos evocan, el entorno en el que nos encontramos… Todas estas sensaciones hacen que se establezca una retroalimentación entre los alimentos consumidos y las emociones sentidas.

En determinados momentos vamos en busca de comida para sentirnos mejor y obtener sensaciones agradables. Ello se puede justificar debido a que en la composición de ciertos alimentos como chocolate o plátano encontramos triptófano, un aminoácido esencial que estimula la liberación de serotonina, la cual nos aporta tranquilidad, relax y esa sensación placentera que buscábamos.

3.La emoción de la rabia, ansiedad, irritabilidad o vergüenza: estas emociones pueden aparecer tras consumir alimentos que consideramos poco saludables, muy calóricos o que no forman parte de nuestra rutina habitual de alimentación. En ocasiones estas situaciones aparecen muy relacionadas con el estrés que afecta tanto a nuestra salud de forma directa como a los comportamientos que presentamos en nuestra conducta alimentaria. Diferentes estudios muestran respuestas diversas en los individuos sometidos a estrés con respecto a su forma de alimentarse, pudiendo aumentarse o disminuirse su apetito y, por tanto, su ingesta.

Personas sometidas a niveles elevados de estrés pueden responder a esta situación incrementando la ingesta o el consumo de alimentos altamente calóricos y poco saludables con el consiguiente riesgo de presentar problemas de sobrepeso u obesidad e incluso, trastornos del comportamiento alimentario como bulimia, si tras estas ingestas se llevan a cabo mecanismos compensatorios peligrosos para el organismo. En cambio, también podemos encontrarnos con personas que responden con lo que se suele expresar como “no tengo hambre, se me ha cerrado el estómago”, en esta situación las posibles consecuencias negativas dependerán principalmente del tiempo en que la persona se encuentre inapetente y con una ingesta insuficiente.

Si tenéis la oportunidad, no dejéis de ver el vídeo adjunto, la psicóloga Patricia Ramírez

5. La influencia de la industria alimentaria: otra aportación interesante a nuestra forma de alimentarnos la proporciona la industria alimentaria con el uso de aditivos como potenciadores del sabor por un lado y por otro con importantes inversiones en publicidad que  en ocasiones condicionan el sentimiento que vamos a experimentar tras la ingesta de un determinado alimento.

Es muy frecuente ver como se asocia el consumo de chocolate con sensación de relax o desconexión en los anuncios publicitarios. También es muy sorprendente, al revisar las etiquetas nutricionales de los alimentos que consumimos de forma habitual, encontrarnos con un número muy elevado de componentes como estabilizadores, colorantes, edulcorantes, entre otros, que condicionan de forma indirecta nuestra forma de comer al producirnos determinadas sensaciones.

¿Por qué es importante una alimentación saludable?

Es fundamental establecer una base de hábitos alimentarios saludables que se consolide con el paso del tiempo y que nos ayude a mantener un esquema de alimentación que cubra nuestras necesidades energéticas y que nos reporte salud y bienestar tanto físico como emocional.

Durante años se habla de la importancia de una alimentación saludable, la cual es de vital importancia que se incorpore en la infancia para establecer unos cimientos sólidos en cuanto al tipo de alimentación que vamos a seguir a lo largo de nuestra vida y que va estar relacionada de forma muy directa con nuestro de salud.

A pesar de toda la información que recibimos en los diferentes medios es difícil establecer cómo debe ser esta alimentación que debe reunir una serie de características para que sea aceptada y mantenida en el tiempo.

No busques una dieta sino un cambio de hábitos saludables mantenido en el tiempo Clic para tuitear

7 Características de una alimentación saludable

A continuación te presento las características que definen una alimentación saludable:

  1. Debe contener todos los nutrientes necesarios para el desarrollo óptimo del organismo en las cantidades adecuadas.
  2. Equilibrada y armónica en cuanto a las proporciones de los diferentes grupos de alimentos.
  3. Amplia variedad de alimentos, principalmente frescos y de origen vegetal.
  4. Debe cubrir las necesidades energéticas, en función de las diferentes etapas vitales y de las circunstancias.
  5. Agradable y placentera para los sentidos.
  6. Se debe adaptar a las características individuales (situación fisiológica y/o fisiopatológica), sociales, culturales y del entorno del individuo.
  7. Debe ser asequible desde el punto de vista económico para el individuo.

Es importante que seamos capaces de seguir una alimentación variada, equilibrada y saludable que nos proporciones sensación de bienestar, que cubra nuestras necesidades energéticas y emocionales y que nos mantenga en condiciones óptimas para el desarrollo de nuestra

 

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Tengo el grandísimo placer de contar en esta ocasión con la colaboración de Almudena Vecina, responsable de este estupendo artículo. Te dejo que ella se presente.

Me llamo Almudena, y soy diplomada en Enfermería y Nutrición Humana y Dietética. Tras años de experiencia profesional en el ámbito hospitalario, decidí desarrollar mi proyecto profesional en una consulta privada, ubicada en la ciudad de Valencia. Como profesional de la nutrición, destaco la importancia de establecer unas adecuadas bases alimentarias para el completo desarrollo de la persona a nivel biológico, psicológico y social.

Si quieres realizarme alguna consulta puedes localizarme bien en el coorreo electrónico: almudenavecina@hotmail.com, bien en mi móvil 667.37.81.48 o bien en la consulta en la calle/ Papa Alejandro VI, 10 bajo en la ciudad de Valencia.