La inteligencia emocional en los niños
La Inteligencia Emocional también conocida por la abreviatura IE es un concepto relativamente nuevo. En el año 1990 Salovey y Mayer escriben el primer artículo científico hablando de la Inteligencia Emocional, pero no es hasta 1995, cuando el psicólogo Daniel Goleman hace mundialmente conocido este término a partir de la publicación del libro “Inteligencia Emocional”, basado en los trabajos de Salovey Mayer.
¿QUÉ SIGNIFICA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
Según Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional es “la capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar nuestras propias emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones”.
En la actualidad, se reconoce la Inteligencia Emocional como un elemento esencial para lograr el éxito personal en la vida y que a diferencia del Cociente Intelectual (CI), la Inteligencia Emocional no viene determinada por una condición biológica o genética, por lo que se aprende a lo largo de la vida a través de la educación. De ahí la importancia de educar desde niños para lograr que se conviertan en personas emocionalmente inteligentes.
¿CUÁLES SON LOS ELEMENTOS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
La Inteligencia Emocional está compuesta por los siguientes elementos:
- LA AUTOESTIMA: para ser inteligente emocionalmente debemos tener una valoración positiva de nosotros mismos. El niño construirá un concepto de sí mismo a partir de sus propias valoraciones pero también a partir de las valoraciones de las personas con las que se relaciona habitualmente, sobre todo los padres. El ambiente también influirá en la valoración que el niño haga de sí mismo.
- LA MOTIVACIÓN: es la causa que hace que una persona se ponga en acción. En ocasiones, nos ponemos en marcha por razones externas como por ejemplo para ganar un premio o dinero, pero en otras, las razones por las que realizamos acciones son por motivaciones internas como por ejemplo por satisfacción personal, por superación, por autonomía etc. Los niños pequeños deben ir descubriendo poco a poco cuáles son sus propias motivaciones internas para realizar sus conductas. Inicialmente estas motivaciones serán externas, a través de premios y juegos, pero a medida que los niños van creciendo, los premios serán cada vez menos y entenderán ayudados por sus padres la importancia de la automotivación.
- PENSAR EN POSITIVO: ser capaz de ver los aspectos positivos a pesar de las dificultades es crucial para desarrollar emocionalmente nuestra inteligencia. Lo que pensamos sobre cómo sucederán las cosas, influirá de forma decisiva en el resultado final. Los niños observan constantemente como los adultos de su entorno reaccionan ante sus problemas, los padres son un modelo importante para su desarrollo.
- LA EMPATIA: es la capacidad para entender las emociones de los demás, escucharles y ayudarles. Pero hay que tener en cuenta, que ser empático no significa ni estar de acuerdo ni sufrir con la otra persona sino entender. Es un elemento esencial en las relaciones personales que como seres humanos vamos desarrollando a medida que vamos madurando y creciendo.
- EL AUTOCONTROL DE IMPULSOS: implica el manejo de nuestras emociones de forma proporcionada, y en ningún caso, a la represión de las mismas. Para ello es crucial reconocer en nuestro cuerpo como sentimos las emociones, por ejemplo cuando nos enfadamos. La falta de control del enfado es uno de los problemas más habituales en los niños, las conocidas rabietas.
- LA HABILIDAD DE COMUNICACIÓN: es la capacidad para transmitir nuestras opiniones y nuestras emociones a los demás. Vivimos en sociedad y por tanto es imprescindible desarrollarla para poder tener relaciones sanas y exitosas con nuestro entorno.
- EL CONOCIMIENTO DE UNO MISMO: el conocimiento de nuestras propias emociones, cuál es, cómo actúa, qué siento, que consecuencia tiene, qué pienso, es lo que nos ayudará a canalizarlas y expresarlas de una forma adecuada. Los niños se enfadan pero hay que ayudarles a identificar cuando se enfadan, cómo se enfadan, cómo se sienten cuando se enfadan, cuales son las consecuencias de sus enfados. Identificarlas y reconocerlas le ayudará a ser un niño y luego adulto emocionalmente inteligente.
¿SE APRENDE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
Si, se aprende, un niño no nace con Inteligencia Emocional. La educación emocional empieza en el seno de la familia y para ello es muy importante que los padres trabajen sus propias competencias emocionales para poder transmitir y ser el mejor modelo de sus hijos.