Es imprescindible que los niños aprendan normas y límites para que puedan adaptarse y convivir en sociedad. Para ello los padres tendrán que definir cuáles son esos límites y normas, deben ser claros, coherentes y muy pacientes y conocer en cada momento, cuales son las normas y límites que por edad un niño puede comprender y ejecutar.
La falta de esas normas y límites o la inconsistencia en su aplicación puede derivar en problemas desobediencia que pueden generar mucho estrés en la convivencia familiar, y dependiendo del estilo de educación y del tipo de normas y límites puede degenerar en problemas de mayor envergadura como son conductas agresivas.
¿Sabías que?
¡Ojo con la regañina permanente! Es más efectivo que proporciones primero la orden en positivo, como por ejemplo “Me gustaría que hablaras más bajo” que reñir o prohibir después de la conducta negativa “No grites”, ya que con esta orden solo le indicas lo que NO quieres que haga, pero no le muestras de forma adecuada lo que SI que quieres realice.